La narradora de este cuento de nos abre paso a su alma rota y nos muestra como la tristeza, la angustia y el vacío forman también parte de nuestro ser.
El vacío ante la pérdida es también una jaula vacía. La narradora de este cuento publicado por primera vez en 1923 nos abre paso a su alma rota. Ha muerto su pájaro y el vínculo que había entre ambos (¿o era unilateral?) la deja en total soledad. La tristeza es una profundidad parecida a la de los sótanos: oscura, húmeda, fría, desesperanzadora.
¿Cuándo se deja de extrañar a un ser querido? ¿Qué se hace con la angustia que hace nido en el corazón?
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Sobre Katherine Mansfield
Kathleen Mansfield Beauchamp nació en Wellington, Nueva Zelanda, el 14 de octubre de 1888 y murió 34 años después, víctima de tuberculosis. Esa existencia de relámpago fue suficiente para que Virginia Woolf dijera: “Es la única escritora de la que alguna vez sentí celos”.
Mansfield fue la hija díscola de una familia aristocrática. De adolescente abandonó su patria y se instaló en Londres para saciar su interés artístico: desde el musical (tocaba el violoncello) hasta literario. Su vida social y sexual no respondía a lo esperado para una mujer de entonces.
En una pensión alemana, Felicidad y Fiesta en el jardín fueron publicadas en vida. Su último viudo contribuyó a la propagación de la obra de Katherine post mortem.