Un libro que me mantiene pegada a sus páginas, que me obliga a ignorar las notificaciones del celular porque me retiene como con una soga a sus líneas, se transforma automáticamente en un libro querido. Pero si además consigue estremecerme y tensionarme al punto que tengo que sacudirme para aflojar mi cuerpo, ese será un libro inolvidable.
Es raro arrancar la reseña de una lectura hablando de una misma, pero el efecto del arte, de la literatura, es tan personal que habrá un libro por cada lector. A mí, con los cuentos de «La lógica del daño», de Luz Vítolo (Odelia Editora, 2020) me pasó todo lo que les describo en el primer párrafo.
En orden: primero el ejemplar me entró por los ojos, luego me atravesó con las 8 historias que se narran. El diseño de portada (lo leí en kindle, sin color, pero vi en fotos y videos su futuro de papel y estalla) me conquistó inmediatamente. Entonces lo abrí… Con una pluma tan picante como inescrupulosa, Vítolo escribe cuentos salvajes. Sin cuidar la sensibilidad del lector, habla de violaciones, abusos, accidentes, muertes… Hay sufrimiento real, mucha sangre explícita, y también -déjenme esta metáfora- hemorragias internas (de los personajes y nuestras). Asistiremos a la explosión (la implosión, claro está) de la integridad humana, en dosis graduales, casi torturantes. Querremos y no podremos cerrar el libro más de una vez… Ocho, para ser exacta, una por cada cuento.