Rompiendo las reglas de una estricta organización berlinesa, Liliana Villanueva vuela a China para visitar a su hijo y vive uno de los viajes más memorables de su vida.
Liliana Villanueva nació en Buenos Aires y habitó Berlín, Moscú, Montevideo y brevemente en África. Viviendo en Berlín, Max, su hijo adolescente, decide pasar un año de intercambio escolar en China.
Su elección está muy bien fundamentada: quiere experimentar un desafío. China es el lugar perfecto. Pero la organización que coordina estos intercambios dispone que la familia de los alumnos no puede ir a visitarlos mientras dure la experiencia.
Para Liliana, pasar un año sin ver a su hijo es imposible. Así que decide romper las reglas y viajar a Foshán, la ciudad del sur que lo alberga. Lo que iba a ser una visita corta se convierte en un gran viaje: Liliana, Max y la familia que lo hospeda viajan al Norte a festejar el Año Nuevo Chino.
Viento del Este (Blatt & Ríos, 2023) nace de todo lo que escribe Liliana en esas semanas donde el asombro se combina con la curiosidad y la reflexión. En este contexto, la escritora suelta el control y se deja guiar por los amables personajes que se encuentra en el camino, aprendiendo de cada uno lo más posible. Se deja moldear por el idioma, que le acorta el nombre: “Soy yo y soy otra. Lí”.
Delicias de la observación
“Pollos, gansos, pavos, quizás perros, patos; fideos de arroz, fideos semitransparentes forman montañas de un metro de alto, globos con personajes de Disney, frutas, flores de tela, mantas acolchadas y olor a pescado ahumado, camperas militares, barritas de cereales, sésamo tostado”… y la lista sigue. El paisaje es ecléctico y está lleno de estímulos constantes. Liliana no se pierde de nada, anota todo lo que ve en su paso por una infinidad de pueblos que se suceden a los costados de la ruta durante el viaje al Norte. Cada día desaparecen en China trescientos pueblos, lee en un artículo. “¿Qué significa que desaparezca un pueblo?”, se pregunta.
Una de las cosas más interesantes del libro es la delicada atención que Villanueva le presta a las diferencias culturales, repensando así el significado de las cosas. Sobre un jardín chino escribe: “Dos rocas dentadas pisan el borde del sendero como las patas de un dragón impertinente y me obligan a enlentecer la marcha. En cualquier otra cultura estas rocas significarían una interrupción involuntaria, una distorsión a la regla, un error de diseño. Aquí es una manera de recordar que los caminos con sus vueltas y sus obstáculos reflejan la vida misma”.
Otra cosa que se vive de manera radicalmente distinta en China y en Occidente es la escritura. Liliana escribe todo el tiempo durante el viaje y la familia china la mira hacerlo con profundo respeto. También con curiosidad: “El abuelo Li se acerca y mira cómo escribo. Mueve la cabeza incrédulo, ésta caligrafía sin trazos le parece rara, casi no quedan espacios entre las letras.”, observa ella.
Liliana Villanueva: «Viajar es un desafío a la identidad»
También hay entrañables momentos donde Liliana misma se sorprende equivocada. Sutiles descubrimientos afloran desde la llaneza de la convivencia diaria. En el camino de vuelta a Foshán Liliana estornuda todo el tiempo y nadie le dice “salud”. Ella piensa que es porque los chinos no reaccionan inmediatamente ante las acciones ajenas ni se preocupan por charlar ligeramente para llenar el silencio. A la media hora del último estornudo Liliana repite la acción y mamá XiaoLan le dice que contó siete estornudos. Papá Gang afirma y MinHao, el hermano menor, le sonríe. “Los tres estaban atentos y yo haciendo teorías de la política de no-intervención china”, anota Liliana.
Pero no todo es la diferencia. Viento del este trata más de los encuentros, los chispazos que iluminan el espacio cuando occidente y oriente se cruzan, que de los caminos bifurcados. En un jardín chino Liliana ve un ceibo y escribe: “Aquí se yergue orgulloso el ceibo, igual que en el patio de la escuela, traducción al chino de la flora rioplatense; aquí florece, como si nada, en el invierno del Sur de China”.
En el viaje de ida al pueblo donde festejarán el Año Nuevo, Mamá XiaoLan tararea Las noches de Moscú, la única canción rusa que Liliana conoce de memoria, y juntas, cada una en un idioma distinto, se encuentran en las estrofas de esa melodía que, en ese auto, en ese viaje, parece crear una patria otra, una patria de encuentro.
Ficha técnica
Viento del Este de Liliana Villanueva
26a páginas
Blatt & Ríos
2023