«Ser poderosos está lejos de ser millonarios», dice Cecilia Bona en una nueva entrada de este blog.
Leer es un poder. Es una capacidad que nos potencia. No es un talento, es una facultad adquirida que le da una nueva dimensión al mundo.
¿Por qué no dar a conocer las consecuencias de ostentar ese poder? Como si se tratara de una piedrita en mi bolsillo, quiero que las manos que se tiendan se lleven una y la atesoren: es el mejor regalo que tengo para hacerles.
Pero eso no es todo. Hay algo más. Los seres humanos nacemos con el cargador perfecto donde se conecta la batería del poder. Es que tenemos la capacidad innata de quedar enganchados a lo que nos cuentan. Somos propensos a querer más y más historias.
Aunque para que los beneficios del poder se aprovechen en su máximo esplendor hay que ponerlo en práctica. Por eso, invitar a alguien a leer es proponerle un ejercicio intelectual que lo hará sentir entrenado para salir a hacerle frente a la vida.
Ser poderosos está lejos de ser millonarios, emperadores, mandamases. Se parece más a leer y ser un rato un pirata, una doncella, un perro abandonado, un grupo de niñas de la post guerra.
Existo. Pero si leo existo mejor. Soy mi versión evolucionada. Me doy permiso para cuestionarme, me propongo sacudir prejuicios, asumo con firmeza mis opiniones.
Ser lector es ser tan poderoso que algunos tienen miedo de que el poder esté en manos de todos. Por eso el combate es desde acá. Poco importan los formatos (audio, braile, pdf) cuando el foco está puesto en el «qué».
Tal vez es la primera vez que pensás en esto. Pero ahora que lo sabés… ¿estás listo para invitar a todo el mundo a descubrir su poder?