Unitarismo, periferias y promoción de la literatura propia y regional fue el motivo de la conferencia del escritor y guionista en la Feria del Libro de General Roca. ¿Por qué la literatura que más circula es la de CABA y qué podemos hacer cómo lectores?
Conurbanense de nacimiento, Pedro Saborido fue asistente de sonido en películas como Los chicos de la guerra y Esperando la carroza, hizo humor político en Radio Mitre con Omar Quiroga, guionó a Tato Bores y Todo x 2 pesos en televisión, y fue uno de los creadores del programa Peter Capusotto y sus videos. Ganó varios Martín Fierro, algunos premios Clarín y un Konex.
En 2020 presentó su libro Una historia del conurbano, donde discute la idea de la periferia y centro, exterior e interior, lo asimétrico de los intercambios identitarios y culturales entre estos dos puntos y cómo intentar intervenirlos.
“El término interior lo aplica la Capital Federal a todo el país, como ubicándose en una especie de puerta o afuera. El porteño parece que se adueñó de esa idea de tener un puerto, que es la entrada y la salida, entonces el resto se considera el interior. Se hacen dos categorías: está Buenos Aires y el resto del país. Hay un intercambio cultural fuerte ahí, porque esas periferias siempre observan, miran, necesitan ir hacia ahí. Capital Federal, cápita, cabeza. Estamos acostumbrados a pensar desde la cabeza, nadie piensa con el codo”, expresó el autor en diálogo con Por qué leer en el marco de la 5ta edición de la Feria del Libro de General Roca, provincia de Río Negro.
-¿Cómo influye ese vínculo entre esas “categorías” en la cultura?
-Se traslada a una dependencia, una asimetría cultural entre la intensidad de lo que emite la Capital Federal y la riqueza del resto del país, que se ve constantemente invadida por ese falo cultural.
Ahí se producen unas anomalías, como un choque de identidades y adopciones de identidades. Los intercambios no son simétricos, es más lo que el país mirá la Capital, que al revés.
La Ciudad de Buenos Aires a su vez es periferia de Europa y de Estados Unidos, y está mirándolas para ver qué tomar. Y se va haciendo como un juego de centros y periferias, como si fueran satélites, de satélites de satélites.
-¿Y qué pasa con la literatura?
-La literatura, igual que otro género artístico, es algo que puede cultivarse desde lo propio y desde lo ajeno. Estoy seguro que la cantidad de best seller yankees, ingleses, franceses que leemos nosotros no tienen la misma proporción que las que pueden leer ellos. Algo como un (Jorge Luis) Borges, un (Julio) Cortázar. Hubo un boom latinoamericano, una especie de explosión por la cual llama la atención y todos están atentos pero en general pasa lo mismo que con la música, el cine y a veces con el teatro también. Acá se exhiben constantemente obras que ya están probadas en Europa y en Estados Unidos. Con la literatura ocurre lo mismo.
Creo que lo que uno puede hacer es cultivar más la literatura, trabajando más, tratando de generar más escritores, intentando que esa intensidad pueda exceder a la Argentina y a Latinoamérica.
Y promover la lectura es promover la literatura. De los lectores saldrán escritores, y de ellos saldrán libros. Y algunos lograrán crear barreras, pero no que separen, que busquen intercambios más simétricos.

-Hay mucha producción literaria en las provincias argentinas, pero lo que más circula es lo que pasa en CABA, ¿por qué sucede eso?
Hay una realidad unitaria, porteñocéntrica. Negarla sería un error, hay que aceptarla para ver en qué términos se dan esos intercambios. Si regionalmente se van fortificando cada uno de esos bloques regionales entonces puede aparecer una riqueza que no dependa de que la Capital la legitime.
Existe si existe en la Ciudad, y si no está ahí, entonces no existe. Esa composición de porteñocentrismo tiene que ver también con la fascinación que provoca la Capital. Entonces también hay que tener una disciplina de fomentar lo propio para que aparezca en cada región o que se cultive en cada región mercados y público lector de cada lugar.
-¿Qué podemos hacer los lectores para contribuir a recircular la producción literaria regional?
No sé si leer distinto, pero sí tener una pequeña, leve y suave disciplina de misionar. Tener una pequeña misión que es el compartir un libro, recomendarlo, regalarlo. De la misma forma que uno comparte un link, tiene que hacerlo con los libros, de una manera consciente de que aportas sin ningún tipo de razón autoritaria, sino en un despliegue de una vanidosa generosidad. Algo que te guste, recomendarlo y que los mercados nacionales crezcan y las posibilidades de la argentina crezcan. No es xenofobia o nacionalismo berreta, es nivelar un poco y nivelarse uno.
Uno puede decir que esto es imperceptible. Pero la suma de lo imperceptible da algo perceptible. De hecho, somos unas cosas hechas de algo imperceptible como el átomo asi que yo confiaria esto de recomendar un libro, de promoverlo, prestarlo, mandarlo a comprar, o regalarlo, y tratar de que sean los autores propios.
Mirá la entrevista completa en Youtube: