La Noche de las Librerías 2023 lleno las calles del microcentro porteño. Fútbol, política y democracia, la charla destacada por Mili Carnevale.
Multitudinaria. Así podríamos definir la última edición de La Noche de las Librerías. Desde las siete hasta, por lo menos, las diez de la noche del sábado pasado, los locales de la emblemática calle Corrientes estuvieron atestados. Más las librerías de usados, cuyos precios son mucho más amigables y donde siempre hay promociones.
Las charlas también estuvieron a sala llena. No quedaba ni un silloncito disponible si se llegaba muy justo con el horario. Y para varias actividades, como Fútbol, política y democracia, la multitud escuchaba parada, copando gran parte de la avenida y de la vereda. En el escenario Valdy Kociancich se reunieron Sergio Olguín y Martín Kohan, moderados por Alejandro Wall, para hablar de su fanatismo por Boca. Y de política, claro.
Ser o no ser
¿Qué es la identidad? Para Martín Kohan tenemos identidades múltiples, entre las que se destaca la de “ser hincha” de algún cuadro por su lisa y llana simpleza. No hay un fundamento muy lógico para decidir ser hincha de Boca en vez de hincha de River, pero ningún hincha de Boca se va a convertir de un día para el otro en un hincha de River. Es una elección firme. Agrega Sergio Olguín: genera lazos.
Ser hincha del mismo cuadro nos vincula con gente con la que quizás no tenemos nada más en común. Esta hermandad, solidaridad, compañerismo o como se prefiera llamarla, es algo que surgió mucho durante este mundial. De repente las diferencias políticas no importaban tanto, todos estábamos de acuerdo en algo: traer a casa la tercera. Un deseo común nos vinculaba con personas quizás en las antípodas de nuestros ideales. Y estaba bien, funcionaba.
Si bien al autor de Dos veces junio no le agarró la fiebre mundialista (es más hincha de Boca que de la selección Argentina y el penal de Montiel no lo gritó), Kohan habló mucho del mundial del 78 y las diversas interpretaciones que sobre el evento circularon, muchas veces contando una historia que no fue exactamente así.
Por ejemplo, se suele decir que, durante todo el campeonato, cuando el equipo hacía goles, en el centro clandestino de detención situado en los alrededores del Monumental los torturadores aprovechaban el ruido de los festejos para matar a los prisioneros. El escritor lo contó distinto. Dijo que durante los partidos de Argentina torturadores y torturados se sentaban a escucharlos alrededor de una radio. Y los goles los gritaban todos. Lo que sucede es que es más difícil habitar la ambigüedad que genera este relato alternativo que atenerse a una historia donde todo es blanco y negro. Es más fácil que los malos sean malos todo el tiempo.
Esa es la cuestión
Después de la clase magistral de Kohan sobre por qué no hay que establecer conexiones mecánicas entre las cosas, aunque sea siempre el camino más cómodo, Sergio Olguín le dio a la conversación el cierre más contundente, emotivo y atinado: los festejos del mundial son un hecho político y significan salir a la calle por algo positivo. En vez de hacerlo para quejarse, para reclamar o para hacer valer derechos, salir a la calle para festejar.
Ir a la Noche de las Librerías, más en 2023 a 40 años desde el regreso de la democracia, también es un hecho político. Porque leer es un acto político. Reivindicar las librerías de usados es un acto político. Nuestras lecturas constituyen nuestra identidad. ¿Qué lector o lectora aguerrida no se ha definido alguna vez como fan de las Ocampo, de Pizarnik? ¿O no se ha jactado de, por ejemplo, tener la colección completa de las ediciones Billiken de Maria Elena Walsh, o de las Mafaldas de Quino? Hasta tenemos nuestro propio superclásico: Borges vs. Cortázar. Y en la Noche de las Librerías salimos a pasear, comprar libros y escuchar charlas. Salimos a la calle por algo positivo.